En política democrática se discute y si no hay acuerdo se vota. Esto no asegura que la decisión adecuada sea la correcta y mucho menos que satisfaga a todos los ciudadanos. La democracia no es un sistema para averiguar la verdad, es simplemente un sistema para tomar decisiones que permite salir del paso incluso cuando no hay acuerdo. Así se explica que quienes creemos en el sistema democrático estemos dispuestos a que nuestras posiciones pierdan por un solo voto.
En el dominio de la ciencia no se funciona por votos. Ni la teoría de la relatividad, ni la mecánica cuántica son admitidas porque alguien haya votado a favor. Lo son porque son consideradas como ciertas (dentro de sus límites) por la comunidad científica.
En la labor de los jueces nos encontramos en un terreno intermedio. No se trata de decidir lo que es más conveniente, sino averiguar la "verdad judicial" esto es: qué decisión se adecua mejor a la ley. Aparentemente la "verdad judicial" es única, los hechos se adecuarán a la ley o no. Habrá dudas si determinados hechos están probados o no, pero eso es todo. Desgraciadamente la vida es demasiado complicada para meterla en el saco de la ley, lo cual hace que en las leyes aparezcan ambigüedades, como es el caso de la llamada ley de partidos.
La justicia tiene que ser respetada. Es una condición para la convivencia y para ello debe de dictar sentencias que en su mayoría sean justas. Si la mayoría percibe con injustas las decisiones judiciales esto lleva consigo el desprestigio del sistema judicial.
El problema es que, cuando hay dudas, los tribunales se ponen a votar. Esto hace que habiendo desacuerdo en lo que es la "verdad judicial" el tribunal se embarca en la tarea de dictar "lo más conveniente" porque algo tendrá que decir. Así que puede ocurrir que la enfermedad de un juez, la designación por sorteo de una sala, etc... elementos puramente azarosos, pueden determinar la validez de una sentencia. En estas condiciones puede muy bien ocurrir que la sentencia sea contraria a la que desea la mayoría de la población.
Creo que es el caso de la sentencia sobre Bildu. Pienso que a la mayoría de la ciudadanía vasca no le ha gustado. A mi tampoco. Mucho menos cuando se ve que el voto de los jueces ha sido determinado por sus preferencias políticas y no por criterios técnicos.
¿Que hacer cuando una sentencia no gusta? Yo creo que no queda otra que acatarla. Menos sentido tendría que la sentencia se inclinase por el lado de la minoría. Afortunadamente el sistema judicial tiene previsto el recurso al Tribunal Constitucional. Y en ello confío. Veremos si tengo razón.
1 comentario:
Pues a mi me ha encantado la sentencia. Creo que vamos a dar un paso enorme hacia la paz cuando no haya representación de batasuna en los ayuntamientos.
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