Esto del corazón partío es algo que define muchas de las vivencias de los vascos. Tenemos militantes de UPN o del PP que aman y mucho el euskera. Tenemos abertzales, incluso de los llamados de izquierda, que lloran oyendo buen flamenco o se tienen que autocensurar cuando la selección española de fútbol mete un gol. No quiero decir con esto que no exista el caso contrario. Hay también gentes con historias y circunstancias particulares que hace que vivan las cosas como blanco y negro. Esos no tienen el corazón partío. Pero no quiero que esto se considere un reproche. Sé que en general, responde a simplemente una historia personal diferente.
Si los sentimientos y decisiones corresponden muchas veces a un corazón partío, no es así si nos referimos a las ideologías. Estas tienen el corazón entero. Si eres vasco no puedes ser español y viceversa. Curiosamente hay muy pocas ideologías del corazón partío, son ideologías débiles de descreídos. Afortunadamente los sentimientos suelen poder muchas veces a las ideologías. El problema surge cuando estas ideologías intentan borrar estas contradicciones y uno de raíces andaluzas intenta ser "más vasco que Aitor" el de la leyenda. U otra persona de origen y tradición baserritarra se pone a despotricar y renegar de lo vasco, pues siente que esto pone en cuestión su españolidad.
Desgraciadamente los partidos suelen estar muy influídos por las ideologías identitarias (no todos en igual grado) y veo muchas veces políticos que tal vez tengan por dentro el corazón partío, aunque hacen lo que pueden por disimularlo. Yo creo que quienes nos vayan a gobernar deberían tener el corazón roto. Solamente alguien con el corazón partío puede tener la capacidad de dialogar con los diferentes sentimientos del País. Yo creo que los políticos deberían de esforzarse en manifestar sus desgarros identitarios y dejar de presentarse como "coherentes".
Desgraciadamente veo demasiados políticos que se empeñan en mostrarse sin fisuras. Un ejemplo de ello, de "firmeza unidireccional cabezona, identitaria", por decirlo en fino, es nuestro Lehendakari. Pero hay otros, no tengo mas que recordar al hijo de Nicolás Redondo, quien fue su oponente especular.
Solo me queda decir ¡VIVA EL CORAZON PARTÍO!
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