sábado, 11 de octubre de 2008

Rosario Murillo

Uno de los indicadores del progresismo de una opción política o un gobierno es ver cuál es su actitud ante las mujeres y el movimiento feminista. Por supuesto no es un indicador absoluto, siempre hay que tener cual es el punto de partida. No es lo mismo juzgar lo que pasa en Suecia o, como me voy a referir hoy, lo que pasa en Nicaragua. Con esto tampoco quiero decir que el movimiento feminista no tenga sombras, esa es otra cuestión. El factor a medir no es tanto la bondad del movimiento feminista, sino la actitud de los gobiernos ante éste. Por definición, el movimiento feminista, aunque apoye las medidas que considere positivas, siempre va a criticar, estableciendo nuevas posibles metas, porque esa es, entre otras cosas, su obligación.

Me preocupa, no tanto distinguir entre izquierda y derecha globalmente (lo que me parece imposible), como examinar la posición ante cuestiones desagregadas. En este caso, la cuestión sería ¿cuál debe ser la actitud ante las críticas que hace el movimiento feminista?

Caben diferentes respuestas. ¿Debe ser la de abdicar de las propias responsabilidades y aceptar todo lo que venga de ahí? o tal vez ¿Discutir cualquier propuesta? ¿Aunque no se esté de acuerdo con las propuestas del movimiento feminista, no estigmatizarlas? ¿No aceptar nada de lo que venga de ese territorio porque siempre esta hecho con mala intención? etc ... Creo que la respuesta práctica que se de a esta cuestión desde un gobierno, define mucho cual es su grado de progresismo.

Si miramos a Nicaragua la situación no puede ser más horrible. Esto no solo hace referencia a la situación digamos de la calle, donde el machismo es galopante. Me refiero sobre todo a la posición del Gobierno. Rosario Murillo, la esposa del presidente Ortega, no juega un papel de "primera dama" tradicional, ejerce un poder en todo Nicaragua con muy pocos límites. Enfrentarse a ella es tentar a la suerte. Y no soporta las críticas feministas. Esta sandinista revolucionaria de la primera época, dice ahora unas cosas que ni el Opus Dei. Reproduzco algunos párrafos de un artículo que a mi me parecen tremendo. Así empieza
El feminismo quiso ser una proposición de Justicia. La distorsión del feminismo, la manipulación de sus banderas, la deformación de sus contenidos, la disposición de sus postulados para la Causa del Mal en el mundo, es, indiscutiblemente, un acto de traición, alevoso y cruel, de los verdaderos intereses, personales y colectivos de las mujeres, que son sustituidos por mezquinas ambiciones, y perversas intenciones políticas

El feminismo, a derecha e izquierda, ha venido siendo manipulado y distorsionado, al extremo de que desde sus banderas, que tanto podrían haber aportado a recuperar derechos de mujer, se han promovido y promueven, alarmantes tendencias feminicidas, que objetivizan y pretenden exterminar mujeres, adversarias políticas sobre todo, desde posiciones propias de la más burda y recalcitrante derecha patriarcal.

El falso feminismo, en todo caso, de falsas profetas y sacerdotisas, no nos hace justicia. Al contrario. Nos busca y persigue, para prendernos fuego como augusto Tribunal de Inquisición, sólo que hoy la hoguera es mediática, como corresponde a estos tiempos postmodernos, de imagen, frivolidad y entretenimiento. De invasión y dominación cultural, además.

El feminismo, que quiso ser ruta de derechos de las mujeres, si hubiese postulado un feminismo humano e incluyente, degeneró hasta convertirse en un peón más del Imperio, que lo dispone en sus articulados Programas y Operaciones "Perfectas", de ajedrez político, para desprestigiar, dividir, y supuestamente vencer.
......

Cobran caro a sus financistas, por algo que les es natural, rechazar a Dios, odiar al hombre, burlarse de otras mujeres, despreciar a las madres y amenazar a las familias. A esto le llaman, precisamente, denunciar el abuso del "Estado confesional", mientras ellas abusan de quienes no comparten su oficio, ni viven de sus beneficios.

Proclaman el aborto, sin respeto a la cultura, y al alma colectiva de los pueblos... Atacan criminalmente, al que se atreve a desenmascararlas como agentes políticos de las derechas, mientras reivindican a esas derechas, como modernidad liberadora, y condenan a las izquierdas, como arcaísmo opresor.
No estoy seguro de haber reproducido los párrafos más impactantes, pero creo que son suficientes para hacerse una idea. En todo caso si hay ganas, pinchen en el artículo completo. Pero con ser esto malo no es lo peor, Murillo no se queda en palabras. Pasa a los hechos. Ha montado un cerco judicial contra el Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM) del que dicen que es ilegal. Le acusan de lavado de dinero. De haber recibido dinero del Centro de Investigaciones para la Comunicación (CINCO) organismo dirigido por Sofía Montenegro, conocida dirigente del movimiento feminista y Carlos Fernando Chamorro. Una idea de como están las cosas se puede sacar de la web titulada Fundamentalismo religioso y político en Nicaragua

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