En El Correo apareció hace unos días un artículo donde describía la vida de los ertzainas en Ondarroa. En el artículo deja claro la situación a la defensiva en la que que viven. Un ertzaina comenta
Es como si les repelieras; sin palabras te dicen que sobras.
Otro cuenta que, cuando va a tomar su cafecito a un bar de la zona, siempre va vestido con una camiseta ignífuga debajo del jersey ¡Por si acaso! El resumen lo señala otro «Aquí no nos quieren».
Este «Aquí no nos quieren» ha sido un sentimiento que ha estado presente en la mayoría de los policías nacionales y guardia civiles que han residido en Euskadi. ¡Ojo! No pretendo explicar que las brutalidades que estos cuerpos policiales hicieron en el pasado, se debiera a su situación psicológica. También hay que tener en cuenta que muchos policías ,a pesar de todas esas sensaciones, a pesar de tener en la cabeza la foto de un compañero muerto, han actuado correctamente. Puestos uno de nosotros en esa situación ¡dios sabe lo que hubiéramos hecho! Pero, bien, vale, esa era su obligación.
Pero aunque cumplan su obligación hay que reconocer que no puede ser tan amable quien por costumbre entra en un bar con una camiseta ignífuga y mira para todos los lados, que alguien que entra en un bar despreocupado por su seguridad personal y con la sensación de que los parroquianos le dicen con la mirada ¡qué bien! ¡un ertzaina!
Esto tiene lo de ETA. Aparte de todo, también nos están estropeando la policía.
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