En el salón de plenos del Parlamento Vasco hace años que se vota con unas máquinas. Cuando se abre el tiempo de votar, tienen 22 segundos para hacerlo. Aprietan el botón y ya está. Claro que no es tan cómodo como la votación a mano alzada, pues uno no puede ver que es lo que hace el compañero de partido para no equivocarse. Pero es mucho más agradable para los contadores de votos, que es uno de los oficios más aburridos que se puede tener en un parlamento.
De todas las maneras los miembros del Parlamento tienen un telefonillo interno para pasarse mensajitos discretos. Un fallo es que no tienen wifi y por tanto tampoco Internet. Tal vez alguna autoridad moral tiene miedo de que se vayan a dedicar a diversos entretenimientos y no a su trabajo.
Bueno, pero la máquina de votar Philips tiene una curiosidad, la serigrafía de los mandos no es bilingüe. Está simplemente en inglés. Yes, No, Abstain y Present. Tal vez sea un sistema práctico para acabar con algunos debates lingüisticos. Pero sin embargo resulta chocante que las máquinas de votar no sean bilingües, en un país donde tanto spray se ha gastado corrigiendo letreros en las carreteras.
Pero en otros parlamentos si tienen Internet. El parlamentario catalán del PSC Jose Antonio Donaire, nos contaba el otro día en el encuentro Politika 2.0, que ellos si tenían conexión durante los plenos parlamentarios. Así, durante los debates recibían, por medio de Twitter, opiniones de los ciudadanos, al tiempo que estos leían lo que opinaban los parlamentarios. A mi me parece una idea fascinante: estar oyendo por televisión un debate parlamentario y al tiempo ir leyendo las opiniones de los propios parlamentarios, sobre como se desarrolla el evento.
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