jueves, 11 de septiembre de 2008

ONGes

La palabra ONG, en los países desarrollados, a veces casi significa lo contrario de lo que dice su nombre: No Gubernamentales. Dependen básicamente de financiaciones de las diversas instituciones del Estado. Si desapareciese esa financiación no aguantarían un trimestre. Es cierto que la sociedad en su conjunto ha decidido que las ONGes deben recibir ese dinero. Pero quien lo reparte muchas veces adopta criterios partidarios muy lejanos de la equidad. De modo que a veces son un apéndice y vehículo de la acción gubernamental.

Pero sería totalmente falsificador si no completamos el análisis. Si el dinero público cerrase el grifo, cosa que no deseo, habría ONGes que, tras un plan de reconversión seguirían funcionando. El aguante de las diversas iglesias es bastante proverbial. De modo que también es cierto que las propias ONG son No Gubernamentales y que contribuyen a la creación de una sociedad civil con capacidad para intervenir en los asuntos públicos.

Pero ¿que pasa en las sociedades autoritarias donde no se permite la organización social fuera de los encuadramientos determinados por el Gobierno? En estos casos lo que sucede es que las ONGes son vistas como una auténtica amenaza social. No reciben dinero del Gobierno y por tanto son focos posibles de rebeldía. Es normal que los gobiernos autoritarios no estén interesados en ningún desarrollo de estas organizaciones autónomas. Mayormente suelen estar prohibidas salvo que sean un apéndice puro y duro del gobierno

Pero cuando hay una catástrofe tienen un problema, la única manera de trasladar la solidaridad de un parte de la sociedad sobre otra es el canal gubernamental. Un canal que para muchos ciudadanos no resulta fiable. En el blog de la cubana Yoani nos describen así la situación ante los desastres originados por los últimos huracanes en la isla caribeña
Desafortunadamente, todas las posibilidades han sido desmontadas a lo largo de años en que los ciudadanos cubanos hemos perdido nuestra autonomía ante un Estado sobreprotector y autoritario. Si un grupo de personas pudiera acopiar ayuda, el problema sería trasladarla hacia las zonas de desastre y repartirla sin que una delación los haga terminar detenidos. De ahí, que la iniciativa más viable es el envío de dinero en efectivo, por parte de los familiares emigrados, a sus parientes en Cuba. Los que residimos en la Isla, y queremos echar una mano, debemos personarnos en las áreas devastadas y entregar directamente allí nuestras donaciones.

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