lunes, 18 de julio de 2011

Tunez


Acabo de disfrutar de un par de compañías aéreas, de esas que no saben en que consiste el concepto de cliente y lo han sustituido por el de súbdito. Son situaciones en que el sentimiento de impotencia rabiosa se apodera de uno. Va pasando el tiempo y con ello la posibilidad de enlace con el siguiente avión. La endurecida e impasible azafata de tierra dice, por tercera vez y tras sucesivos intervalos de media hora, que "dentro de quince minutos comenzará el embarque". No hay salida, de nada vale protestar, la azafata es una especie de muñeco mecánico a la que tampoco informan, con objeto de asegurarse que no pueda informar. Afortunadamente por aquella paradoja de que dos errores se pueden convertir en un acierto, el segundo vuelo se retrasa con parecido espectáculo y se produce el "más vale tarde que que nunca". Venía de Túnez y el final aéreo ha estado a punto de borrar las sensaciones agradables de unos días de relax.

Ya se sabe que el turismo industrializado deja pocas posibilidades a los visitantes para enterarse de lo que sucede en el país de acogida. Pero siempre cabe intentarlo, sobre todo cuando se trata del país en el que se iniciaron las revoluciones democráticas árabes.

Las posibilidades de información son escasas, estamos dentro de la burbuja turística. Aunque se trate de unas ventanas seguramente deformadas, tenemos las conversaciones con los guías y taxistas, todas coincidentes en que están felices, muy felices, de la desaparición de Ben Alí. Lo cual no quita para que se quejen de que, desde el punto de vista económico, vivan peor que antes.

Los periódicos locales, encontrados saliendo del ecosistema turístico, reflejan parecida preocupación. El pasado jueves fue la celebración de los seis meses de la Revolución de la Dignidad del 14 de Enero y "Queda lo más duro por hacer" fue el titular de uno de los periódicos tunecinos. Resumiré en pocas palabras la situación.
  • La economía tiene problemas. La crisis europea afecta la capacidad exportadora tunecina. 
  • El proceso constitucional no está claro. Mientras que hay una convocatoria para elegir asamblea constituyente, no se sabe bajo que reglas va a actuar el gobierno durante el proceso de deliberación y decisión y tampoco como se va a constituir. Hay quienes quieren que la constituyente sirva para configurar el nuevo gobierno y quienes desean que la constituyente solo se dedique a la constitución. 
  • Hay 90 partidos, que nadie sabe valorar su importancia relativa, aunque si que están definidos un polo modernista y otro de tendencia islamista. 
  • Hay huelgas descontroladas, falta de disciplina en algunos servicios públicos. También hay enfrentamientos violentos, aunque de baja intensidad, en algunas zonas del país. 
Si quereis una descripción pormenorizada teneis este artículo de mi amigo Paco Audije

Pero sobre todo destaca la esperanza y el orgullo de haber acabado con Ben Alí. Me recuerda inevitablemente la época de la transición española, donde el orgullo y la incertidumbre se mezclaban.

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