sábado, 23 de julio de 2011
Reunirse con ETA ¿ha sido legal?
Se trata de reunirse con unas personas de las que consta que han cometido delitos muy graves.
Se trata de ofrecer garantías a los delincuentes de que no van a ser detenidos, ni que se va aprovechar la ocasión para detenerles ni durante la reunión, ni a consecuencia de la reunión.
Se trata de escuchar a los delincuentes e inevitablemente ofrecer concesiones, que pueden ser por supuesto perfectamente legales, pero que también pueden moverse en un limbo legal.
En su día, Javier Zarzalejos, Ricardo Martín Fluxá y Pedro Arriola hicieron todas estas cosas, incluidas concesiones de traslados de presos. Nadie cuestionó que estuvieran "colaborando con banda armada". Todo el mundo lo hubiese considerado increíble. Otra cosa es que aquella negociación fuese oportuna y conveniente o que el jefe del ejecutivo de entonces, el Sr. Aznar, hiciese declaraciones chocantes, como aquello del "movimiento de liberación nacional vasco".
Zapatero también lo intentó y tuvo el trágico final de la T4. Fue en ese contexto en el que sucede el asunto Faisán. Parece probado que alguien de la policía avisó de la redada, pero no parece plausible que este aviso se realizase para colaborar con ETA. Es dificil acusar de colaboración con el terrorismo a quienes han sido los artífices y ejecutores de la presión policial más exitosa contra ETA. Y si ese episodio fue parte de los vericuetos de la negociación, sus consecuencias no fueron graves, pues todos los etarras fueron finalmente detenidos. Pero tampoco es la única hipótesis.
Recordemos que aunque las conversaciones de Loyola fueron dinamitadas por el atentado de Barajas, tuvieron un influjo profundo sobre la izquierda abertzale. Muchos comprendieron entonces, aunque no lo dijeran, que el camino de la violencia no era ni práctico, ni positivo.
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