El candidato, cuyo máximo título es abanderar la escisión de una parte del ayuntamiento al que se presentó, es ya alcalde de San Sebastian. Allí ha jurado la Constitución, por imperativo legal naturalmente. Juan Carlos Izagirre se encuentra pues, con una alcaldía que no esperaba, cuando le convencieron para presentarse a las elecciones.
Al ser alguien que no tiene un curriculum político, al menos conocido, su manera de actuar puede tener elementos de sorpresa. Es verdad que su escasa experiencia le puede hacer cometer errores. Resulta en este sentido muy poco prudente sus declaraciones de que quiere reducir el número de asesores, cuando parecería que si alguien puede tener necesidad de asesores es el propio Izagirre.
Estamos en los últimos tiempos acostumbrados a tener en puestos de responsabilidad, a políticos profesionales. La aparición de un "aficionado" podría suponer una cierta frescura en su actuación. Aunque puede también que esté preso por el tradicional "lenguaje de madera" de Batasuna. Es bastante probable que el "aficionado" aprenda muy rápidamente los peores tics de los políticos profesionales, sin que esto suponga que domine el oficio. Pisar moqueta puede ser letal en algunos casos.
Ser alcalde sin haber sido nunca concejal es un problema. Pero otro es gobernar en minoría con un programa que no es aceptado por la mayoría. Habrá que considerar también la sorpresa que suelen experimentar muchos políticos al llegar a su cargo, cuando descubren que su actuación deben hacerla con el concurso de los funcionarios y que estos no suelen destacar por su flexibilidad.
Estos serán los problemas del alcalde. Los problemas de los donostiarras serán otros. Me temo que el nuevo alcalde tendrá más posibilidades de estropear cosas en marcha o en proyecto, que de construir nuevas cosas. Le sugeriría prudencia, pero no se si se cumplirá mi deseo.
El nuevo alcalde tendrá en todo caso una responsabilidad la de presionar a ETA para que desaparezca y deje de estar de vigilante de la playa. En este sentido una de las primeras acciones que ha anunciado, quitar la pancarta "ETA NO", va por muy mal camino.
Por cierto, todo esto ha sucedido porque el PNV así lo ha querido.
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