No creo en las fidelidades de voto. No creo en aquello de que "siempre he sido de estos". Eso me vale para el fútbol, pero no para la política. Yo no creo que porque un equipo de fútbol tenga un mal entrenador y/o presidente me tenga que cambiar de equipo. Pero si creo que por mucho que yo haya votado a un partido, si no lo ha hecho bien será mejor que me busque (si puedo) otro a quien votar. No creo que los ciudadanos tengan que ser fieles a los políticos. Son los políticos los que tienen que ser fieles a los ciudadanos. Sin embargo esta vez, a pesar de mis declaraciones de "no fidelidad", he decidido repetir.
Para juzgar a los políticos más vale aplicar aquella máxima evangélica de "por las obras les conoceréis", urge pues fijarse en lo que han hecho en los últimos tiempos y no tanto en lo que proclaman en la campaña. Hace dos años comenzó un experimento en el País Vasco. Era un experimento de verdad, no de los que se hacen con gaseosa. Tan novedoso era que llenó de inquietud a buena parte de la ciudadanía vasca: ¡Un Lehendakari socialista! Hubo quien no quería reconocer la realidad y llegaba a no admitirle como un Lehendakari legítimo. Hoy solo quienes tienen el corazón lleno de odio pueden hacer ese tipo de consideraciones. El desastre que se anunciaba no ha sido tal. Todo lo contrario.
Al actual Gobierno vasco no le ha tocado navegar con viento en popa, el viento ha soplado por otro lado. Tal vez por ello, por la dificultad de la navegación, resultan más meritorios sus éxitos. Muchos nacionalistas moderados se han visto obligados a reconocer, aunque casi siempre en privado, que gracias al Gobierno socialista se ha producido una evolución digamos tranquila en el PNV, que le sitúa bastante lejos de las posiciones maximalistas ibarretxianas. Porque la acción del Gobierno vasco ha sido fundamental para el camino de la moderación y de la concordia en el País Vasco.
Si miramos a los otros partidos la situación ha propiciado una moderación en la mayoría de ellos. Pensemos en el PP. Comparemos el actual PP con el de María San Gil, Iturgaitz o Mayor Oreja. Se ha producido un cambio muy importante. ¡Ahora hablan de pactos con el PNV, su demonio particular! Empieza a producirse la convergencia entre quienes tienen intereses económicos comunes sin que la tensión identitaria sea un obstáculo mayor. Y ¿Batasuna? Ahí está haciendo declaraciones en contra de la violencia, también en contra de la violencia de ETA. ¿Es que la acción firme del Gobierno vasco no tiene que ver con esto? Nada más producirse la toma de posesión del gobierno se inició una campaña en contra de las pintadas etarras. Algunos dijeron que era una campaña inútil porque las pintadas volverían. ¡Pues no han vuelto! ¿Con Ibarretxe hubiera sido igual? El PSE ha tenido una postura firme, pero al tiempo flexible y abierta. No hay más que recordar las declaraciones del Lehendakari después y antes del fallo del Tribunal Supremo.
No es que tampoco haya tenido este gobierno un gran apoyo del Gobierno central. La pérdida de apoyos de Zapatero en el Parlamento español ha hecho que el protagonismo de parte de las transferencias haya ido al PNV. Pero no nos engañemos las transferencias estaban en el programa socialista y difícilmente las hubiera conseguido del Gobierno español de no mediar el acuerdo con el Gobierno vasco. Y por supuesto no las gestiona el PNV.
¿Y la gestión de la crisis? El comienzo fue muy duro. Encontrarse con un presupuesto expansionista, ejecutado en su mayoría, legado del gobierno anterior y estar al tiempo casi en el punto más bajo de la crisis si consideramos algunos parámetros. Todo un reto. Hoy nos encontramos que la inversión neta del gobierno ha aumentado y que el gasto corriente se ha reducido. Resulta que se ha hecho "más con menos". En tiempo de crisis disminuyó el presupuesto, pero aumentaron las inversiones y las prestaciones sociales. Curiosamente las Diputaciones que han sufrido la misma reducción de presupuesto han optado por la política opuesta, disminuyendo las inversiones, al tiempo que aumentaban los gastos generales.
Y hay muchos datos positivos como el aumento del turismo, la creación de la agencia de cooperación, la puesta en marcha del instituto Etxepare, la promoción de herramientas digitales para el euskera, Irekia y toda la política de transparencia, esto por referirme exclusivamente a las cosas de las que tengo conocimiento de primera mano. Porque se podría hablar del aumento del dinero para ayudas sociales, del trilingúismo, de la política para tratar a los enfermos crónicos, del impulso a las obras del TAV, del compromiso con la industria naval ...
Ya, pero estas elecciones son municipales y forales. Lo sé. Pero en el País Vasco el poder está repartido (a veces mal repartido) entre muy diversas instituciones y creo que, para consolidar el cambio que ha supuesto la llegada de un Lehendakari socialista, es importante que los socialistas vascos obtengan un buen resultado. Por eso esta vez voy a repetir y les voy a votar.
1 comentario:
Pues si te digo la verdad, yo votaría al PP, que es quien realmente corta el bacalao.
Para muestra un botón: http://www.deia.com/2011/05/18/politica/euskadi/el-gobierno-lopez-destina-el-79-de-sus-fondos-municipales-a-consistorios-del-pp
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