Las elecciones han resultado ser agridulces para los jeltzales. En donde aparecieron moderados y más abiertos como es el caso de Azkuna fueron dulces. En donde quisieron ser más soberanistas que nadie, muchos votantes optaron por el original antes que la copia y fueron agrias.
Tengo varios amigos que desean que Martin Garitano sea el Diputado general, porque quieren que la población pueda ver como gobierna alguien que ni tiene conocimiento ni preparación para ese cargo. Si el PNV apoya a Bildu se podrá ver lo que sucede con este experimento sin gaseosa, a costa de la población guipuzcoana. Así cumplirían aquello de permitir que salga adelante la candidatura más votada, mantra que han repetido hasta la saciedad, cuando no imaginaban que Bildu les iba a sobrepasar.
La presencia de Bildu en las instituciones plantea un problema que ha estado oculto en los últimos tiempos porque el asunto de sus relaciones con ETA estaba en un primer plano. Es el problema de su incapacidad técnica, el problema de su inexperiencia para regir instituciones de un cierto tamaño y su oposición a grandes proyectos que están ya en marcha, me refiero por ejemplo al TAV. Es decir la capacidad que tendrían de, aunque no fueran capaces de impulsar nada nuevo, paralizar proyectos existentes. Esto se podría evitar con un gran pacto, por supuesto de conveniencia, entre las tres formaciones con tradición de acatar la legalidad. Resulta curioso que las evidentes diferencias que surgían en Gipuzkoa entre PNV, PSE y PP, en lo referente a la propia legalización de Bildu, puedan desaparecer para hacer un frente anti-Bildu por razones prácticas. En fin el PNV tiene la palabra, porque no creo que ni al PSE, ni al PP les parezca una mala idea.
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