lunes, 28 de julio de 2008

Lindaparadojas

Mi amigo Jesús publicó ayer en El Correo una desternillante carta titulada Paradojas a la vasca que no tengo más remedio que reproducir
Las viejas aporías o paradojas de Aquiles y la Tortuga, el Mentiroso etcétera, se enriquecen con una nueva: la consulta, ¿divide a la sociedad vasca? Para unos es que sí, para otros que no. Luego la divide. Por tanto, la respuesta correcta es que no la divide (¡bingo a la 'portavocera' del Gobierno vasco!). Más paradoja. La consulta debía hacerse 'en ausencia de violencia'. ¿Miente el lehendakari? Parece que sí, y a la vez que no. Caído el 'complejo Vizcaya', el fin de la violencia se ve más cercano y, agotada ETA, Ibarretxe podría cumplir su palabra. En cuyo caso, ¿para qué la consulta? En vista de las dos preguntas que el Gobierno vasco ha tenido la amabilidad de buzonearme sobraría la primera, con lo que la ley de consulta, aprobada por un voto 'de calidad', decae. Porque sin violencia, la segunda pregunta, ella sola, pide algo más que una 'consulta consultiva', todo un referéndum vinculante.

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