En la escenificación de la adhesión de los presos de ETA a la declaración de Gernika los representantes del EPPK (los presos de ETA) dijeron que "no debe haber ni vencedores, ni vencidos". En principio su deseo parece simplemente imposible. ¿Alguien imagina la paz en Euskadi sin que ETA sea vencida y desaparezca? Sin embargo, si lo vemos más en detalle, más mirando a las personas, este deseo tiene sentido. ¿Se sintió Mario Onaindia vencido cuando aceptó la democracia? No lo creo así. Para Mario Onaindia fue una victoria personal y para muchos polimilis también. Quienes se sintieron derrotados fueron quienes no entendieron que la conquista de la democracia era un triunfo de todos.
Ahora los presos de ETA se encuentran en la misma tesitura. Derrotar a ETA significa que los etarras se puedan volver demócratas, lo cual, si la transformación es sincera, difícilmente puede verse como derrota. Otra cosa es que aceptar la realidad sea un proceso doloroso, pero eso es otra cosas.
Ahora en la cárcel, si que están derrotados. Algunos han perdido lo mejor de su vida por unos objetivos inútiles.
1 comentario:
Dos apuntes sobre el dictomía “vencedores y vencidos”. Uno se refiere a la situación actual. Cuando se manejan estos términos hay que ser consciente de la doble dimensión de ETA, como organización armada y como buque insignia histórico de un movimiento político-social mucho más amplio, la llamada “izquieda abertzale. En relación a la dimensión militar de ETA, es evidente que hace tiempo que ETA está derrotada. Sus objetivos fundaciones, y nunca negados, de establecer la independencia y el socialismo mediate le lucha armada (de ahí la M entre paréntesis), es una obviedad que ha fracasado hace ya muchísimos años.
En cambio, como movimiento socio-político, la “izquierda abertzale oficial”, cuyo núcleo duro es el arrebatar al PNV la hegemonía del movimiento nacionalista vasco, está viviendo el momento más glorioso de su historia.
Y es que los fenómenos complejos son malos sujetos para las definiciones simples: “vencedores” y “vencidos”. No cabe duda que Franco venció en 1939 pero ¿fue derrotado en 1975 o en cualquier otra fecha posterior? Francamente, creo que no.
Yo pienso que la verdadera victoria consistiría en la aplicación de una justicia “justa” en esta especie de miniguerra civil que hemos vivido en estos últimas décadas. Y, conste, que esto es más difícil que ponernos la etiqueta de “vencedores” y vencidos”.
Es difícil ya que los precedentes históricos son poco ejemplarizantes. Sobre todo el franquismo se corrió un tupido velo. Y es difícil porque, como pasó un poco entonces lo que mucha gente quiere en que se acabe una situación de “guerra” que casi nadie hoy quiere, sobre todo porque se ve que ETA no la puede ganar. Y contra menos obstáculos se ponga, pues mejor. Como pasó tras el 11 de noviembre de 1975.
Y a esto se añade una dificultad suplementaria. En esta miniguerra civil se han cometido muy graves delitos por ambas partes, no sólo por una. ¿Como pedir razonablemente justicia para los asesinatos de ETA y no para las torturas, durante largos periodos practicados sistemáticamente por las llamadas fuerzas de orden público.
En fin, que aunque la moneda siga en el aire lo más fácil, en mi opinión, es que caiga por una cara parecida a la de 1975: progresiva disolución del problema dejándolo reducido a un problema “histórico: en lo cotidiano, nos olvidamos de nuestra miniguerra y santas pascuas.
Y conste que esta solución tampoco es fácil. Están las armas y los presos de ETA. Y las víctimas de ETA
Antes de terminar, otra observación sobre Mario Onandia. Mario fue derrotado en 1969 cuando la caída de Artecalle y sus consecuencias. A partir de las leyes de amnistía, dudo mucho que defendiera la línea oficial de ninguna ETA.
Pudo tener algunas derrotas parciales (pienso sobre todo en algunas acciones armadas particularmente crueles de los p-m a comienzos de los ochenta) pero sus posiciones contrarias a la lucha armada o al terrorismo, al cabo de no mucho tiempo, terminaron por prevalecer sin mucho lío.
Mario no me parece, pues, un buen referente como figura que acepta la derrota y “se hace” demócrata.
Por otro lado, están las diferencias temporales. No es lo mismo “aceptar” una derrota tras una lucha relativamente corta y con una “perdidas” comparativamente moderadas (como fue la de los pms) que hacerlo tras treinta años de “guerra” y unos desgarros muy dolorosos.
Por otra parte, la dialéctica “vencedores y vencidos”, aunque encierre una parte de verdad, en lo que se refiere a ETA, muy grande, dada su estrecha vinculación con un movimiento político social como es la izquierda abertzale, no parece un buen eslogan de cara a la progresiva normalización de las relaciones intersociales dentro de la sociedad vasca.
Creo que la salida no es fácil y la verdad es que la previsible victoria del PP tampoco dibuja un horizonte demasiado “facilitador”…
Fagocito
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