viernes, 1 de mayo de 2009

Con las botas puestas

Quisiera hablar de otra de las facetas de Javier Ortiz: su actividad como blogero. Javier inició su actividad en Internet con una "página web" en el año 2000. Entonces no había plataformas blogs, pero lo que hizo Javier era un blog puro y duro. Aprendió rudimentos de html y realizaba las actualizaciones de páginas a mano.

En aquellos tiempos las páginas de moda resultaban muchas veces ilegibles llenas de gifs animados etc.., la de Javier destacaba por la preeminencia del texto lo cual la hacía clara e idealmente indexable por los buscadores. El resultado no era brillante, desde el punto de vista estético, lo cual era por una parte extraño en alguien de gusto refinado, pero era el resultado eficaz de combinar comodidad y el reinado del texto. Más tarde, manteniendo su eficacia, también le pudo dar un aspecto estético adecuado, combinado con facilidad de la administración.

Javier trabajó muchos años en El Mundo. Durante años estuvo a gusto, cuando podía criticar al gobierno socialista de Felipe Gonzalez. Cuando llegó Aznar, la cosa de la crítica se le empezó a poner más complicada. Aunque lo que decía, lo pensaba, tal vez había cosas que quería decir y que no consideraba adecuado decirlas en un periódico como El Mundo. La web, el blog, le daba libertad. Como pionero, que era en el tema, pronto fue una de las páginas más populares. Eso le llevó a conocer otro fenómeno el de los fans. Gente que le escribía, gente con la que se juntaba con él cuando viajaba, en definitiva gente que conoció y que nunca hubiera conocido de no haber tenido su blog.

Javier publicaba todos los días, así que a mi me salen como 3000 posts. Esa cantidad da para que algunos de ellos me inquietasen, otros no me gustasen (alguno me llegó a cabrear), otros me ilustrasen, me aburriesen, me dejasen indiferentes, me divirtiesen, me informasen y/o last but not least me emocionasen.

Ahora me queda releerlos.

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