lunes, 11 de mayo de 2009

La mano sudada


En un post anterior hablaba de las fases del duelo. Desgraciadamente parecería que el PNV se encuentra todavía en las primeras fases del duelo. Sus dirigentes no pueden evitar decir cosas como lo de que "no son de fiar" o que la mano que ofrece Patxi López "esta sudada", cosas sobreactuadas y dirigidas a la galería (sería peligroso que todo esto se lo creyesen de verdad). Se trata de acompañar en el duelo a la militancia, aunque a veces uno tendría la impresión de que casi pretenderían que su gente conservase el mayor tiempo posible ese "sentimiento trágico del cambio".

Pero dentro de los partidos suele haber una intrahistoria, que en general resulta poco transparente. Pensemos en los continuos artículos y discursos de alabanza que los dirigentes jeltzales, Urkullu a su cabeza, están dirigiendo sobre el antiguo Lehendakari. Parecería que desearían su vuelta inmediata y que lamentan profundamente su abandono de la política. Pero no es así, con todos los elogios, lo que en realidad están construyendo es una sólida tumba funeraria egipcia de muchas capas, de la que sea difícil escapar.

Hagamos memoria. Hace un tiempo en el PNV había una bicefalia explícitamene conflictiva. Juanjo y Josu Jon decían continuamente cosas diferentes. Pero Imaz practicó eso que en ajedrez se llama gambito. Se sacrificó a cambio de dejar en mejor posición a Urkullu. En el periodo de la transición, cuando Imaz se había ido y Urkullu no había llegado todavía, se produjo un periodo monocéfalo. Como en la Blitzkrieg, Ibarretxe aprovechó la circunstancia del vacío de poder para conseguir fortalecer su posición. Cuando llegó Urkullu, durante un tiempo no tuvo otra ocupación que la de asentir en silencio a las declaraciones del entonces Lehendakari. Poco a poco fue sacando la cabeza, pero muy prudentemente.

Ibarretxe no era el candidato de Urkullu. Pero establecer una batalla por su sustitución pocos beneficios le hubiera podido traer. Así que el resultado fue "el candidato es Ibarretxe, con tal que no hable de Ibarretxe". Nada de hablar de Planes o de derechos a decidir. Era una estrategia win-win: si Ibarretxe gana, estupendo y si pierde también, porque me libro de él. El resultado, combinando lo que era, "el de los planes", con lo que decía que era, "el gestor", fue extraordinario, subiendo votos y quedando de lejos como la mayor minoría del parlamento.

Yo no diría que Urkullu está triste, le veo contento. El partido es todo suyo. ¡Egibar! ¡Ten mucho cuidado!

Foto de bobsuperfoto

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