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Parece que cambiamos de presidenta. Arantza Quiroga se va a ocupar de llevar el orden de los debates y representar la pluralidad del Parlamento. Pero antes de hablar de la nueva presidenta me parece necesario hablar de la presidencia anterior. Cualquier lector de este blog sabe que al lehendakari en funciones Ibarretxe no le profeso una excesiva devoción. Sin embargo no tengo la misma opinión de su correligionaria Izaskun Bilbao Barandica. Al revés de Ibarretxe, que ha tenido un comportamiento institucional ambiguo, puesto que combinaba decir que el Estatuto estaba acabado con aprovecharse de él, Izaskun ha tenido un comportamiento institucional sin fisuras. Adoptando decisiones seguramente no muy de su gusto, como poner la bandera española en la puerta del Parlamento, con total naturalidad. Por cierto que si la presidenta Bilbao, por las razones que fuera, no hubiese puesto la bandera española, ahora le tocaría a la nueva y ese acto sería clasificado, con toda seguridad, de "superfrentista".
También hay que destacar su labor sobre las víctimas. Para alguien del PNV, que no está acostumbrado a la presión constante de los guardaespaldas y de las amenazas a ETA, organizar un homenaje a un guardia civil asesinado, reconociéndolo como persona, es un paso incómodo. Manifestarse como antiETA si uno lleva años sufriendo guardaespaldas parece algo natural, algo carente de mérito puesto que uno no pierde nada que no haya ya perdido. Pero hacerlo desde la arcadia nacionalista de manera contundente y organizando exposiciones sobre víctimas o funerales es ciertamente diferente.
También hay que señalar sus intentos para hacer de la web del Parlamento un lugar donde se promueva la participación. Sé que ha sido un intento sincero, aunque todavía creo que fallido.
Me consta que más de un socialista no hubiese visto mal la repetición de su mandato, pero la rigidez de respuesta postelectoral del PNV, que ni siquiera quiso acudir a la convocatoria de contactos del PSE, ha impedido cualquier posibilidad de acuerdo.
Pero queda hablar de la nueva, de Arantza Quiroga. Si una de las virtudes de una presidenta de Parlamento debe de ser la conciliación hay que reconocer que sus declaraciones sobre el condón no arrojan una imagen centrista. Su reto será que haga lo que tiene que hacer sin que se le note lo que piensa. Le seguiremos con atención.
2 comentarios:
Yo creo que la debemos seguir con 'atención' y 'preservación' aunque quizás a ella esto no le guste tanto.
En breve tendremos cita, por mis narices, y veremos qué hay detrás de la persona y cuanto echaremos de menos a Izaskun.
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