La política democrática tiene extraños condicionantes. Tiene que ser "popular", mal está un grupo político que no aspire a buenos resultados electorales. Pero no solo tiene que "gustar" tiene que resolver problemas y esto difícilmente se consigue gustando a todo el mundo. Si miramos las políticas desarrolladas por los gobiernos Zapatero se puede vislumbrar esta dicotomía.
Lo cierto es que no se puede decir que las últimas políticas desarrolladas por Zapatero hayan sido bien recibidas por sus propios votantes Si han tenido un eco claramente positivo, lo ha sido fuera de lo que podemos considerar su area de influencia. Por poner un ejemplo, a Merkel le ha gustado y a los obreros de la construcción parados no.
Dicho esto, queda la otra parte ¿Han evitado estas medidas males mayores? La crisis de Portugal nos aviva la reflexión ¿Vamos detrás de Portugal? ¿Somos los siguientes? ¿O estamos del otro lado?
Aunque en política siempre nos puede quedar la sombra de la duda, lo cierto es que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en decir que España no es Portugal, que estamos del lado de los que ayudan y no en el de los que necesitan rescate. Ni siquiera el PP y ¡mira que le gustaría! se atreve a contradecirlo.
De repente nos ha venido del oeste un viento helado que nos dice: Y si no se llegan a tomar las medidas impopulares ¿No estaríamos como Portugal?
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