La naturaleza humana tiene puntos débiles, sobre todo si se considera estadísticamente. La política da la oportunidad de manejar grandes, grandísimas, cantidades de dinero. De modo que, aunque la mayoría de los políticos no mete la mano en el cajón, siempre hay gentes que no resisten la tentación. Afortunadamente el dinero público tiene un montón de controles y eso modera las oportunidades. Pero siempre, y es inevitable, aparecen huecos que permiten transformar influencia en dinero.
Incrementar controles y la transparencia es muy importante para que se establezca confianza entre la sociedad y los políticos honrados. Pero también lo es que se incremente la conciencia ética de la sociedad y de las organizaciones políticas. Es fundamental que, cuando aparezcan corruptos, sean destituidos y expulsados inmediatamente. Asimismo que aumente el rechazo social a estas conductas y que este se muestre, con lo que duele de verdad a un político, con los votos. Es necesario para que las organizaciones políticas espabilen.
Curiosamente muchas organizaciones se ven a sí mismas como "las mejores", creen "imposible" que se puedan cometer actos de corrupción en su seno. En ocasiones esas organizaciones relajan la vigilancia porque "eso a nosotros no nos puede pasar". Pensemos por ejemplo en la Iglesia católica, defensora de la moral sexual más estricta y absurda, que se ha convertido en el "centro de acogida" del mayor número de pederastas del mundo.
Es paradigmática la respuesta de la Iglesia católica. Primero, una vez descubierta, negar la evidencia. Después intentar minimizarla: "es solo un caso aislado". Más tarde lamentarse de que haya ocurrido, pero siempre intentando proteger a los no descubiertos todavía. Siempre con la coletilla de que quienes han levantado los casos de pederastias lo han hecho exclusivamente "por odio a la iglesia" Tal vez algún día el Papa adopte medidas serias que incluirán, en este caso, la abolición de celibato obligatorio. A veces la autoconciencia de "incorruptible" hace más difícil aun combatir la propia corrupción interna dado que es visto, como innecesaria dada "la alta ética de la organización".
Al PNV le ha pasado algo de esto. Tantos años afirmando públicamente que no tenían tacha, que ha resultado que estaban adormecidos y sin reflejos éticos. Han estado muchos años controlando el Gobierno vasco y las Diputaciones sin ninguna política de transparencia. Podían tapiar sus chanchullos sin tener ninguna exposición pública. Y se han quedado sin músculo ético.
Ahora hay unos presuntos delincuentes del PNV a los que se ha descubierto un montón de trapacerías. La respuesta del PNV ha sido muy parecida a la del Vaticano con sus problemas de pederastia. Primero negar, decir que era una conspiración. Luego decir que el PNV no tiene nada que ver, pero no atreverse a expulsarles del partido. Cuando la situación era ya insostenible, forzar la renuncia voluntaria sin que a los órganos a los que pertenecen los amigos de los imputados tengan que manifestarse para tomar medidas disciplinarias. Por supuesto atacar a las comisiones parlamentarias por "sectarias y poco imparciales". Esta ha sido la manera vaticana de tratar la crisis. Ayer Urkullu decía que daba por "gestionadas" las responsabilidades derivadas del escándalo, ¡qué manía de utilizar términos administrativos para hablar de asuntos éticos! y justo al día siguiente aparecen más pruebas incriminatorias como son unas grabaciones de Tellería donde se explicíta todo su modus operandi. En fin si se habla de gestión, mala gestión y en todo caso no muy ética.
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