jueves, 31 de diciembre de 2009

Seis meses con el Lehendakari Patxi López

Hace unos días he publicado este artículo en la revista Hika

Seis meses con el Lehendakari Patxi López

Es una tradición analizar los hechos de un gobierno cuando lleva ya seis meses de ejercicio. Aunque es tiempo suficiente para ver qué maneras presenta no lo es, sin embargo, para hacerse una opinión firme. Rodríguez Zapatero tuvo un comienzo fulgurante con la traída de tropas de Irak. Hoy su gobierno se encuentra difuso, atrapado por la crisis económica. La presidenta de Chile Bachelet, empezó discreta y con muchas críticas; hoy está terminando su mandato con más de un 70% a favor en las encuestas. De modo que cualquier juicio que podamos hacer debe considerarse provisional.

Hay que tener en cuenta también una característica de los gobiernos democráticos modernos. El equipo principal de un gobierno, esto es sus funcionarios y contratados, no cambia al cambiar la legislatura. Afortunadamente no tenemos gobiernos como en Nicaragua, donde hasta los chóferes cambian cuando cambia el partido. Aquí los funcionarios llaman inquilinos a los cargos de libre designación. En este caso, el equipo funcionarial está perfectamente acoplado ideológicamente con la saga del PNV. No hay que olvidar que el cambio se produce después de 30 años (las mismas tres décadas que el autor de este artículo vivió bajo el régimen de Franco) de lehendakaris del PNV.

Los políticos desplazados del poder no han acogido el cambio con deportividad, o al menos con un cierto sentido del humor. Por el contrario, en varios medios nacionalistas se habla de Pachi, del presidente López o simplemente de López. Se trata de evitar nombrarle como Lehendakari Patxi López. Hasta lo hace Matute, el líder de Alternatiba, en un artículo publicado en Hika donde habla del gobierno López, pero nunca lo califica como lehendakari.

Resulta curioso que cuando críticos nacionalistas vascos analizan estos primeros meses, en vez de centrarse en lo que ha hecho o ha dejado de hacer el nuevo gobierno vasco, comienzan señalando su supuesta ilegitimidad, "hicieron trampas" nos dicen. Sin duda piensan que acatar la sentencia de Estrasburgo es "hacer trampa" y centran buena parte de sus críticas en las pérdidas de identidad que creen que supone la presencia de Patxi López dirigiendo el gobierno.

Ahí está el dichoso mapa meteorológico cuyo cambio había sido aceptado por el gobierno anterior, pues era una exigencia del gobierno Navarro para permitir la inclusión de ETB en el despliegue de la TDT. También se indignan porque han puesto banderas españolas en la sede del Gobierno Vasco olvidándose que eso es lo que dice la ley, y ya había comenzado a hacerlo Izaskun Bilbao, la anterior presidenta del Parlamento Vasco. O la petición a la Federación Española de Fútbol de un partido de la "roja", cuando en otros deportes se lleva tiempo celebrando campeonatos de España con naturalidad.

Se habla de las correcciones a los últimos decretos dictados por el anterior consejero de Educación Tontxu Campos, que ni siquiera habían tenido el apoyo de su aliado, el PNV. Es curioso que anular las últimas actuaciones de EA, volviendo así a lo que durante muchos años otros consejeros de EA habían mantenido, se considere un atentado al euskera. Continúa también el término Euskal Herria, pero no para indicar una entidad político administrativa que no existe en el ordenamiento real aunque si forme parte de los deseos de un buen número de ciudadanos.

Hay también agravios que carecen de sustancia. Por ejemplo el de Rodolfo Ares quitando el aguilucho de la E gótica sabiniana, muy de moda en los años 30, del uniforme de la Ertzaintza, para dejar una ikurriña sin aderezos. No nos olvidemos de los viajes del Lehendakari a diversos actos madrileños a los que le corresponde asistir como máximo responsable de una autonomía, lo cual también ha sido considerado como una ofensa.

Aquel dicho de que lo que era bueno para la General Motors era bueno para los Estados Unidos tiene su correlato en la relación entre el PNV y el País Vasco. La identidad vasca es una exclusiva del negociado del PNV, y cualquier paso que vaya en el sentido de mostrar una identidad algo más plural es considerada por los nacionalistas vascos como una blasfemia.

En mi opinión, la manera de actuar del nuevo gobierno ha estado caracterizada por la prudencia. Los anteriores directores generales de EITB lo primero que hacían cuando llegaban era cambiar las personas editoras de los telediarios. Esta vez, han pasado meses antes de que eso sucediera. Lo curioso es que este cambio normal haya sido visto como una imposición escandalosa por medios partidistas como el DEIA. Eso sí no se entrevista a líderes del mundo de Batasuna, y las tertulias tienen un aspecto más plural. A mí personalmente me parece que los cambios son muy escasos y que la actual ETB se parece demasiado a la anterior. Y esto todavía aparece en demasiados campos. En Sanidad se anuncian cambios, pero todavía no los hemos visto, y en parecida situación se encuentra Industria. En unos presupuestos restrictivos parece sin embargo que los gastos sociales van a aumentar. En otros sectores aparecen algunos buenos signos como un respeto hacia el software libre, un estilo más abierto en los contactos con la sociedad, la novedosa campaña para impulsar el consumo cultural de la que Elkar es uno de sus difusores más agresivos... Seguramente es pronto para valorarlo.

Los sindicatos ELA y LAB señalaron (y lo siguen repitiendo) que era como el de Ibarretxe, un gobierno neoliberal y muy poco dialogante. Al mismo tiempo la realidad, esa realidad de los hechos que es independiente de la ideología, ha ido haciendo su camino. Lo último, la firma del Gobierno Vasco con ELA y CCOO del pacto sobre los funcionarios. Resulta que este convenio no se había firmado desde hace nueve años. A esa ELA que montó una huelga supuestamente general al Gobierno Vasco y que al parecer tiene ganas de montar otra, no le ha importado firmar el acuerdo. ELA ha demostrado que aparte del alma política que exhibe continuamente, todavía tiene un alma sindical.

Seguramente para la política "soberanista" hubiese venido mejor rechazar la oferta del gobierno por neoliberal, prepotente y española. Lo bueno es que el contrario sea zafio, rígido, dogmático. A pesar de que ELA pueda contestar a los de LAB que los convenios siempre se firman con el enemigo de clase, y que tienen todo el derecho a firmar, indefectiblemente establece grietas en ese discurso "soberanista", ideológicamente coherente, que está decidido a no pasar ni una (hasta las que no existen) al actual Gobierno Vasco.


Sin embargo la afirmación de la consejera Mendia de que este acuerdo "demuestra que somos un gobierno para todos" es tal vez demasiado rotunda. También los gobiernos de Ibarretxe firmaron acuerdos con CCOO, y eso desde luego no demuestra que Ibarretxe, al propugnar sus planes uno y dos, gobernase para todos. Si me parece cierto que la firma del acuerdo demuestra que que se trata de un acuerdo normal en un país que funciona, retóricas aparte, de una forma normal. Otra cosa es ver el contenido del acuerdo. Seguro que es bueno para los funcionarios. Otra cosa es que alguna de sus especificaciones (aumento de funcionarios y crear dificultades para la externalización) sean también buenas para el resto de la ciudadanía.

Donde ha habido un cambio visible ha sido en que, desde el principio, este gobierno ha dejado claro que iba a tener una tolerancia cero con todas las expresiones de apoyo a ETA. Hay gente que ha señalado que esto se debe al acuerdo de investidura con el PP. Yo no lo creo así: se han limitado a aplicar la ley y resulta difícil imaginar a los militantes del PSE no queriendo aplicarla. Creo que sin el apoyo parlamentario del PP hubiese sido igual.

Veamos el asunto de las fotos. Es cierto que las fotos de terroristas en la calle eran vistas como "normales", porque a todo se acostumbra uno. Pensemos en aquellas que adornaban un establecimiento bancario en Mondragón, y que la izquierda abertzale tuvo el detalle de retirar temporalmente durante los funerales de Isaías Carrasco. Pero para cualquiera que no visitase regularmente el País Vasco, para cualquiera que no estuviese acostumbrado, era un espectáculo sorprendente e inaudito. No digo nada para los familiares y amigos de víctimas del terrorismo y para las propias víctimas.

Pero también podemos ver sombras en la acción del gobierno. No es de recibo que el gobierno y el grupo socialista se opongan a medidas de grabación en las comisarías, lo que permitiría apartar las sospecha de que hay torturas y malos tratos en esas dependencias públicas. Ha habido también errores de gestión ante temas polémicos como la construcción del campo del Athletic o la atención a los familiares del Alakrana, algunos excesos verbales y una aparente inactividad en temas industriales. No nos olvidemos del chasco de las políticas activas de empleo, pero ahí parece que la responsabilidad se encuentra en el PSOE más que en el PSE.

Pero hay otras cosas "normales" que pasan en este país. Buena parte de los votaciones parlamentarias las ha ganado el PSE porque le apoyaba el PNV. Ha habido acuerdos sobre presupuestos. La asociación de municipios vascos EUDEL ha aprobado una metodología de trabajo para elaborar una ordenanza-tipo que impida excusas para estropear las fiestas. Resulta curioso pensar que el acuerdo parlamentario con el PP le permite negociar con mayor comodidad con el PNV. La trayectoria parlamentaria está siendo, de momento, especialmente plácida.

Se anunció (y se sigue repitiendo) que el nuevo Gobierno Vasco iba a ser de todo menos vasco. Se afirmaba (y también se sigue repitiendo) que era un gobierno controlado por el PP. Un gobierno frentista capaz de dividir en trincheras al país, etc… No parece que haya ocurrido ningún drama más allá de la incomodidad que supone para los desplazados del gobierno ver a otros en sus sillas.

Continuamente se habla, en el campo nacionalista vasco, del condicionamiento que supone para el PSE el apoyo del PP: habría que ver el otro aspecto de la cuestión. El acuerdo con el PSE ha permitido al PP acallar a su ala más conservadora experimentando un cambio importante. ¿Alguien podía imaginar al PP de San Gil y Mayor Oreja celebrando en el Parlamento el aniversario del asesinato de Santi Brouard? Pues la presidenta Quiroga lo ha hecho.

No se puede decir que los primeros pasos del asunto Alakrana fueran muy brillantes. La consejera Unzalu no se lució. Pero a Patxi López no le dolieron prendas para, en contra de la opinión del Gobierno Español, pedir que se resolviese la cuestión de los piratas encausados.

Aunque no considero que un gobierno pueda cambiar de forma radical la sociedad, más bien creo que la sociedad es la que cambia los gobiernos, si creo que puede ayudar o favorecer determinadas tendencias. Pienso que la existencia del gobierno del lehendakari López puede ayudar a construir una sociedad más plural donde las cosas transcurran de una forma más normal. A mi edad me encantan las cosas normales.

N.B. Este artículo fue enviado a publicación antes de la difusión de de la encuesta del Euskobarómetro. Pero téngase en cuenta que la encuesta habla de la distribución de las opiniones. Yo intento hablar de hechos. Por otro lado evidentemente formo parte de ese 30% al que no le parece mal la actuación que, hasta ahora está teniendo, el Lehendakari López.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo. El cambio, para mi gusto, está siendo demasiado lento, pero tengo que reconocer que es un alivio que las "vacas sagradas" del nacionalismo sean puestas en su sitio, en el que decidamos entre todos, no el que diga el catecismo nacionalista.
Mafalda

Anónimo dijo...

Lopez será el verdadero lehendakari de la CAP cuando la mayoría de los ciudadanos así lo quieran, no cuando una modificación de las leyes venida desde Madrid distorsione de forma notable el corpus electoral.